sábado, 21 de mayo de 2011

A descansar

Por fin. Anoche a las doce acabó la bulla. Tenemos un día para descansar del ajetreo. Como hoy pase el panadero o el repartidor de las bombonas de butano tocando la pita, pienso denunciarlos pues ya se cerró el grifo. La desconexión fue algo así como ocurría antaño con la tele en blanco y negro y canal único. Y aquí en Canarias, con un día de retraso. Lo del satélite fue más tarde.
Parece mentira que casi van a cumplir cincuenta años aquellos que nacieron en los tiempos de la Familia Telerín. La que marcaba, en aquella época, el comienzo del reparador descanso para la tropa menuda. Era un programa de Televisión Española que se encargaba de anunciar el final de la programación infantil y dar paso a la programación adulta. Fue creado en 1964 por los hermanos Santiago y José Luis Moro. Con una sintonía característica y pegadiza, todos los días, a las 20:30 en invierno y a las 21:00 en verano, indicaba que el día televisivo se había acabado para los más pequeños de la casa. La Familia Telerín estaba compuesta por Cleo, Teté, Maripí, Pelusín, Colitas y Cuquín.  Y el soniquete repetía: Traigo un recado de parte de la tele: / ya va siendo hora / de que los peques / nos vayamos a la cama. / ¡¡Hale!! / Vamos a la cama / que hay que descansar / para que mañana / podamos madrugar. Como el benjamín hacía ademán de retornar ante la todavía no mentada caja tonta, la primogénita lo arrastraba (sí, y no era maltrato) hasta la cuna. Qué tiempos.
Pues sí, hoy estoy descansando y de reflexión. Inmensa fue la alegría que me causó esta mañana cuando procedí a la lectura diaria de la prensa en Internet. Ya no me salieron los políticos pidiéndome el voto. Ahora que prima la velocidad de tu ADSL, la dichosa propaganda (y casi siempre sin posibilidad de cerrarla o saltarla) te traía por el camino de la amargura. Hasta yo estuve cavilando seriamente acerca de la posibilidad de ganarme unas perritas durante estas dos últimas semanas. Pero después lo pensé mejor, pues lo mismo me hubiesen llovido las ofertas y ya uno está mayor para semejantes trotes. Como este mismo mes de mayo pagué la última letra (o plazo, o cuota, o como demonios quieran llamarlo) del coche y ya soy, por consiguiente, cinco años más viejo, esperaré a las generales del 2012 (eso dice Zapatero para general enfado de Rajoy) y sopesaré las posibilidades. Me refiero a la publicidad en el blog, no estés insinuando otros ‘retornos’.
La próxima semana –creo que mañana voy a estar entretenido con otros asuntos– iniciaré una serie de entregas que van ‘dedicadas’ a un maestro que estuvo en la escuela de La Longuera allá por 1922. Se llamaba Alfredo Mederos Galán, nacido en Tacoronte el 22 de Mayo de 1897, hijo de Alfredo Mederos Cruz, también maestro nacional, natural de La Victoria, y de Antonia Galán López, natural de Tacoronte. Sus inquietudes, como las de tantos otros de aquel entonces (entre ellos, José Galán Hernández, asimismo tacorontero y muy relacionado con el pueblo realejero, excelente poeta y orador) se vieron truncadas en 1936… Pero ahí lo dejo. Recomiendo, eso sí, la lectura de los artículos, que considero de especial interés para aquellos que como yo hemos dedicado nuestra vida a ese cada vez más difícil y complicado mundo de la docencia. Aunque los que ejercen cualquier cargo administrativo y/o político, entiendo podrán aprender igualmente de una manera peculiar de actuar a través de muy profundas y hondas convicciones.
Hasta luego.

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