Ramón Miranda
Adán es su nombre completo. Fue alcalde de Garachico hasta 2011. Creo recordar
que ostentó dicho cargo durante cuatro mandatos. Y a la quinta no fue la
vencida. Al no obtener la mayoría absoluta, renunció a su cargo de concejal
para posibilitar, eso alegó, futuros pactos de gobernabilidad. Con lo que tú
deduces que o se veía como un estorbo o tenía los garbanzos asegurados en otros
lugares. Y mis fuentes dignas de todo crédito me señalan que no hubo tal
disyuntiva, sino que ambas premisas eran verdaderas.
Es la eterna
canción en cada proceso electoral, del ámbito que sea, en estas islas
ultraperiféricas, es decir, alejadas de todo criterio de racionalidad.
Siguiendo el ejemplo de otros norteños perdedores (el realejero Alfonso
Fernández, el icodense Rafael Hernández…), Miranda fue ascendido y pasó a
ocupar el puesto de director general de Deportes (alegó como mérito el haber
nadado hasta el mismísimo roque), que como muy bien ignoramos casi todos (tuve
que ir al organigrama gubernamental) se engloba en la Consejería de Cultura,
Deportes, Políticas Sociales y Vivienda (vaya merienda) y que dirige (eso dice
ella) la conejera Inés Rojas. Había que establecer la separación de Educación
porque Paulino (ya presidente desde mucho antes de depositarse el primer voto
en la urna) siempre estimó conveniente que esa área, la educativa, sería para
el partido que pactara con él, importándosele, en principio, un queso de
Montaña Alta el que fuese el PP o el PSOE. Su lema en harto conocido: primero
yo y luego mis circunstancias.
Se justificó
la elevación a los altares del señor Adán en su probada experiencia en la
gestión de los recursos. Así mismito lo leí. Y pegué un triple salto y otro de
longitud que casi bato los dos récords mundiales de ambas especialidades. Porque
la probada valía del exregidor municipal se ha limitado a copiar los dictados
de su jefe y repetir la cantinela de que no hay dinero porque nos maltratan desde
Madrid. Y si la capital (la de allá) no gira (al más puro estilo cuartelero de
años ha) a las capitales de aquí, los dirigentes (es un decir) se amparan para
desatender a los clubes. Así que, estimados deportistas, a llorar a la plaza y
a correr al barranco.
A pesar de
que Ramón, otro aventajado centrocampista, sigue guardando mucha relación con
su turístico Garachico, ya le ha dicho Rivero que no va a ver ni cincuenta
céntimos de la inyección londinense. Así que el roque se quedará en el mismo
sitio y el deporte seguirá dependiendo de los 150 espectadores, que es la
cantidad que siempre estiman los periódicos como asistentes a los eventos (ya
salió la palabreja). Sí, aunque puedas pensar lo contrario, todavía se estila
el jugar con los dineros ajenos y cambiarlos de lugar con pasmosa facilidad. En
la mañana de ayer mismo escuchaba a un dirigente de Aspronte quejarse por un
asunto que puede perfectamente guardar relación con lo que comentamos. Se
quejaba amargamente el buen hombre del toreo al que tenían sometida a su
organización, pues el Cabildo (organismo con el que se firmaba el convenio de colaboración)
se justificaba con el estribillo de que el Gobierno no ha transferido, y este
se defendía diciendo que sí pero que se lo habían gastado en otros asuntos. Y,
mientras, nueve millones –ahí es nada– esperan cumplir el cometido para el que
fueron destinados.
Cada vez que
me pongo a escuchar las noticias (el parte, que se decía antaño), hago cruces
(a pesar de mi notorio ateísmo) cada vez que se elevan quejas por todo lo que
deben las administraciones públicas. Y hemos alcanzado tal punto en la madeja,
que difícilmente hallaremos una solución para desenmarañar tanto nudo. Pero, a
pesar de todo, son felices pasándose la pelota. Ahora le dan de cabeza, más
tarde de tacón, aunque la especialidad que mayormente practican son los chutes
de tijera. De maravilla, tú. Y no se cortan ni un fisco. Y lo celebran con otro
corte… de mangas. Para los toletes que votamos cada cuatro años.
Menos mal que
ganó Obama, el candidato de todos, incluido el PP. Ha ganado el nuestro, han
repetido derechosos, izquierdosos, centrados, esquinados, ladeados, arribistas…
Todos con Barack. Solo falta que nos mande dinero. Constante y sonante. Mondo y
lirondo. Por el despliegue informativo que se ha llevado a cabo en los medios
de comunicación públicos, bien que nos lo merecemos. Lo mismo que aconteció con
el huracán Sandy. Sí, ese que también causó estragos en Cuba y nadie se enteró.
Bueno, a
pesar de las deudas contraídas, aquí seguimos. Hasta mañana, que ya lloverá
menos.
Me ha encantado. Lo ha clavado.
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