lunes, 3 de diciembre de 2012

Falta de respeto

La pasada semana hubo trabajo intensivo en el ayuntamiento realejero: sesiones plenarias, ordinaria y extraordinaria, el jueves y viernes, respectivamente. De la primera, mañana comentaremos el rechazo del Partido Popular, y con la abstención del Coalición Canaria (uno de sus miembros se fue en ese instante al cuarto de baño por un repentino retortijón que le facilitó evitar el compromiso de una definición pública), de una propuesta socialista (a la que se adhirió el representante de Izquierda Unida) para institucionalizar la ceremonia civil de bienvenida a los nuevos ciudadanos. No sé qué miedo, que temor existe. Los católicos, y otras confesiones religiosas, seguirán con sus ritos de siempre. ¿O acaso, en el fondo, lo que subyace es pánico a perder clientela?
Pero hoy nos vamos a centrar en otro asunto que para mucha gente pasa desapercibido o no se le presta la mayor atención, pero que para un servidor constituye una total falta de respeto por parte del grupo de gobierno del Consistorio. Una cachetada sin precedentes al propio sistema democrático. Al mismo que los puso allí para regir los destinos del pueblo, pero que al mismo tiempo señaló que otros diez concejales representaban un considerable porcentaje de votantes.
Ha elaborado el PP dos proyectos de presupuestos municipales. Y en las dos ocasiones, idéntica ocurrencia: convocar una rueda de prensa para dar a conocer los detalles de los mismos y siempre en la mañana del día en que se debatirán en sesión plenaria. O dicho de otro modo: por mucho que discutamos esta noche, aunque nos presenten alternativas, modificaciones puntuales o nos regalen un saco lleno de euros, los presupuestos son estos, y punto.
No me extrañaría que la moda proceda de los propios periodistas con el ánimo de que la información tenga cabida en sus respectivos medios el día siguiente. Como la reunión es por la noche, les imposibilita, por premuras de cierre, que se pueda plasmar hasta dos días después. O, lo que sería aún peor, que el PP considere que el valor del trabajo de los tres grupos de la oposición tenga el mismo importe que un billete de dos euros. Lo que significaría una absoluta desconsideración hacia quienes también pueden aportar soluciones y cuyo trabajo es mucho más complicado al no disponer de los recursos de los que gozan los concejales populares (liberados y con asesores a su disposición; y sin recortes: viva la ejemplaridad).
Creo que los populares realejeros están cayendo en idéntico pecado que sus correligionarios nacionales. Una imagen pública de no haber roto un cristal (y cuando escasean los fundamentos, ya se sabe, la herencia recibida) –valga el ejemplo de la portavoz Soraya, allá; aquí el populismo barato, besos incluidos, de Manolo–, y adentro, en los fogones, donde se cocina todo: yo me lo guiso, yo me lo como.
Aparte que eso significa obviar a más de la mitad de la población que se manifestó en unas elecciones, es una táctica equivocada. Entre otras cosas porque la capacidad de gestión les permitirá siempre ‘rentabilizar’ las buenas ideas que los otros puedan aportar. Estas cachetadas a nada conducen. Si acaso al enconamiento del que el pueblo no obtendrá beneficio alguno. Al alcalde le puede estar pasando factura  el trabajo que requiere su cargo orgánico insular. Y Adolfo corre el peligro de cometer el mismo pecado. Y sin dejar de reconocer que se hacen cosas, no está de más escuchar y aceptar consejos. Porque al final, puede que haya menos lamentos por parte de todos y, en definitiva, saldremos todos los contribuyentes beneficiados, que deberíamos ser, siempre, los auténticos protagonistas de esta película.
Y ahora, utilizando uno de los tópicos mayores en periodismo, en otro orden de cosas, alegrarme por el incremento en el área de cultura; todo lo contrario de lo que ocurre en la Comunidad, donde es considerada la cenicienta de los Presupuestos. Mi explicación es simple: el que manda, manda.
Para otra muestra de quién corta el bacalao, este desmentido del Gobierno canario que niega que los gerentes cobren más que el Presidente. Faltaría más, Paulino, el que vale, vale; y el que no, como yo, para maestro de escuela.
Muchacho, tenía pensado escribir de la promesa que le quedaba a Mariano Rajoy y que el pasado viernes enterró junto a las otras, pero creo que lo voy a dejar para pasado mañana. Así tengo más tiempo para meditarlo. Y digerirlo, que soy un implicado (que no presunto).
Y acabo. Cuando uno lee que el Supremo investiga a un senador canario por malos tratos a su exmujer, se queda patidifuso. Cuando descubre que es don Francisco Borja Benítez de Lugo, se extraña. Y cuando le pone el cuño del Partido Popular, se pregunta: ¿Cómo es posible que un católico haga estas cosas? ¿Y a su exmujer? Si abominan del divorcio y son más castos que el tal San José.
¿Llegaste hasta aquí? Felicidades y gracias. No te pierdas la de mañana, casi en la misma línea con el último párrafo de hoy. Lo dicho, hasta entonces.

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