La comunidad
educativa del CEIP Santo Tomás de Aquino celebró el Día de Canarias con una
presentación en sociedad por todo lo alto: su flamante huerto escolar que
responde al sugerente nombre de “Entre coles y coles”.
Muchas han
sido las vicisitudes surgidas, y sufridas, para que esta iniciativa sea hoy una
feliz realidad. Ante las consabidas carencias económicas que se argumentan en
todas las puertas a las que se acude en demanda de la pertinente ayuda, la
imaginación, la constancia y la implicación han suplido, y con creces, los
inconvenientes. Querer es poder, que se dice.
Se pensó, en
un primer momento, utilizar el terreno anexo al centro. Para lo que se requería
el mínimo acondicionamiento que permitiera realizar la labor pretendida y alcanzar
los objetivos trazados en la propuesta de la
Red Insular de Huertos Escolares Ecológicos
(RIHEE) que promueve el Cabildo de Tenerife.
No pudo ser
tras varias solicitudes al ayuntamiento villero. Y aunque no perdida la
esperanza para un futuro que se confía no lejano, otras ideas, síntoma de la
predisposición más absoluta, hicieron acto de presencia. Las miradas se
dirigieron al espacio de la azotea que se halla en lo alto del comedor.
Consultas, husmear en el amplísimo campo que nos brinda Internet, reuniones,
propuestas, acuerdos… y manos a la obra.
Hubo que
sacar tiempo de donde no lo había. Y se dedicaron tardes y noches para la
preparación del ‘terreno’, para adecentarlo y ponerlo bonito antes de colocar
la simiente. Un aspecto a destacar: la colaboración del AMPA, que fue siempre
fundamental. Basta, creemos, echar una visual a las fotografías que a la
disposición de todos se hallan en el centro, para dejar constancia de la
transformación. El sacrificio, porque lo ha sido, entendemos que ha valido la
pena.
Neumáticos
(en canario, gomas), palés, envases de yogures y botellas de plástico, elementos
condenados al contenedor, pasaron a ser, tras el debido acicalamiento con
generosas manos de pintura, los componentes definitorios del huerto. Una
distribución equitativa en parcelas que se esparcen por un entorno que huele a
naturaleza, ha demostrado hasta qué punto la implicación de los pequeños es
posible. Porque de sus manos sale el fruto de sus desvelos y labores.
El contemplar
la cara de satisfacción de los escolares cuando observan con verdadero deleite
cómo prospera ‘su’ planta es la muestra inequívoca de este otro recurso
didáctico que potencia las capacidades, al tiempo que despierta conciencias de
amor y respeto al medio ambiente. Algo tan simple pero tan complicado en los
momentos actuales, donde el acontecer diario viene marcado por los derroteros
del consumismo, la despreocupación y los reiterados viajes a la nevera.
En esta época
que limita –la crisis, maldita crisis– disponibilidades horarias y mayor
dotación de recursos (algo que el programa plantea como imperiosa necesidad),
es de agradecer, y mucho, la dedicación de cuantos se han involucrado en el
proyecto. Que un alumno, y valga de ejemplo, sea capaz de invertir (sí, es una
inversión de futuro) su tiempo de recreo para tan loable menester, merece las
más sinceras felicitaciones por un hecho tan filantrópico.
Ahora
corresponde cuidarlo, mimarlo. Que es la asignatura pendiente en demasiadas actividades
que luego se dejan al albur. O a la ventura de Dios, que mencionan otros. Y los
miembros del Consejo Escolar, como representantes de todos los sectores de la Comunidad, a buen seguro
que seguirán en el empeño de no echar al saco del olvido la idea primigenia.
Porque este entrenamiento los ha fortalecido. Y el esfuerzo ha significado un
buen acopio de vitaminas. Como las que nos suministrarán los productos de
nuestro humilde pero gran huerto escolar.
Un compañero del gremio me hace llegar: ¡Una verdadera maravilla, que demuestra la enorme creatividad que se esconde en los centros educativos! Y un enlace: http://www.somostriodos.com/huerto-escolar-ecologico/
ResponderEliminar¡Qué hermosa idea! Por pedagógica y por estética. Amén de por dedicación y esfuerzo. Sé a ciencia cierta lo que hay detrás de acciones como esta. Y así, me consta que más de una. A continuar con ilusión. Muchísimas felicidades a todos los que la han hecho posible.
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